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Mostrando entradas de junio, 2013

EL ARTE DE TOCAR A LAS PERSONAS

El director de una importante firma de consultoría tiene por costumbre abrazar a sus colaboradores. Sean hombres o mujeres los abraza estrechamente cada mañana para saludarlos, y esta escena se repite todos los días. Si uno mira desde fuera, pareciera que se trata de gente que no se ha visto en mucho tiempo. Pero no es así. Lo mejor de todo es que ese efusivo saludo, parece tener un efecto casi mágico en quienes trabajan en esa firma, en la cual pese a la complejidad de los proyectos reina la confianza, el buen humor y la camaradería, es decir, un ambiente en el cual el trabajo parece agradable y divertido. Un ejecutivo de Recursos Humanos expresa su opinión al respecto: “Los jefes más efectivos son sensibles a la parte humana de sus colaboradores y tienen un mayor número de interacciones físicas y verbales con sus colaboradores, los miran a los ojos, comen con ellos y prefieren, cuando es posible, la interacción cara a cara con su gente”. La importancia del conta

SÚPER PAPÁ (Entre la paternidad y el trabajo)

Hace dos años publicamos por estas fechas, una breve nota en nuestro boletín sobre la investigación hecha por el Boston College respecto de una nueva dimensión de la paternidad, más comprometida en la educación de los hijos. Existen al menos dos razones para ello, la primera un cada vez mayor acceso a la educación y la vida profesional de la mujer, pero también un entendimiento mayor de ambos –hombres y mujeres- sobre la necesidad en la actualidad de esfuerzos mutuos del hombre y la mujer para alcanzar el éxito en la integración de los asuntos de trabajo y familiares. De acuerdo a este estudio, el padre del siglo XXI no quiere ser solo un proveedor económico, sino que busca tener un rol mucho más integral en la vida de su familia, lo cual requiere presencia y compromiso . Dicho estudio se lleva a cabo con alrededor de dos mil ejecutivos de “cuello blanco” y posiciones gerenciales, y cuyas respuestas parecen ir en contra de los estereotipos del padre adicto al trab

PIENSO LUEGO ACTUO (Y también me estreso?)

Imagínate en este momento que algo terrible está sucediendo en la escuela de tu hijo, que tu pareja te está siendo infiel o que estás a punto de perder tu empleo. Cualquiera de estas ideas puede activar tu sistema de alerta (o lo que conocemos como respuesta de ESTRÉS) y hacerte pasar un muy mal rato.  Tu corazón empieza a latir más rápido, aún cuando estés sentado frente a tu computadora, puedes sentir como un sudor frío recorre tu cuerpo, o como una concha parecida a la de las tortugas se forma en tu espalda. La cosa se complica si empiezas a “atar cabos”, si empiezas a reunir “evidencia” de que tu pareja está en malos pasos, de que la escuela a la que asiste tu hijo no tiene, según tú, los elementos de seguridad suficientes, o de que tu jefe te tiene mala voluntad. Acto seguido, hablas a la escuela de tu hijo para confirmar que todo está en orden. Lo mismo le hablas a tu pareja con un casual ¿qué haces?   O te acercas con cualquier pretexto a tu jefe y sacas la

ESTRÉS: EL LADO OSCURO

De un tiempo para acá, hagas lo que hagas te resulta prácticamente imposible relajarte. Te sucede con frecuencia por las noches cuando intentas dormir, los fines de semana, e incluso durante las vacaciones. Tu cabeza da vueltas, te duele el cuerpo (como si hubieras corrido un maratón), o traes una alergia desde hace meses, una gastritis o colitis espantosa, o un dolor de cabeza recurrente (cuando piensas que ya te liberaste de él vuelve a aparecer). Has pasado ya por varios médicos y todos coinciden: te encuentras “bien” pero estás muy estresado y tienes que aprender a relajarte.  Te han recetado ansiolíticos o antidepresivos, pero tu no quieres tomarlos porque has escuchado de todos los efectos secundarios que pueden tener. Buscas otras opciones: ejercicio, meditación, hierbas. Empiezas a sentir alguna  mejoría. Pero el trabajo se acumula, y ya te resulta difícil ir al gimnasio, eso de “poner la mente en blanco” cuando estás acostumbrado a mantenerla ocupada TODO E

EMOCIONES CONTAGIOSAS

Llegaste de buen humor al trabajo. Pero tu jefe o alguno de tus compañeros está presionado por una entrega. La persona en cuestión “transpira” ESTRÉS. Pero no solo eso, sino que te responsabiliza por la parte del trabajo que tenías que haber entregado (no se acuerda que con oportunidad ya se la enviaste), te grita y te amenaza. Imagínate ahora que llegas por la tarde a tu casa y la escena se repite. Tu pareja está "de cara",  te reclama la hora de llegada, haber olvidado una fecha importante o no haber contestado ese mensaje mientras le reenviabas tu parte del trabajo a tu jefe. Tu, que habías intentado mantener tu ánimo positivo empiezas a sentirte confundido, estresado y enojado. Si esta situación se repite con frecuencia, muy probablemente llegues a hacer de estas emociones una constante. Pero también otro tipo de emociones pueden ser transferidas; se ha demostrado que cuando ves a una persona reír a carcajadas, o simplemente sonreír, tiendas a repeti