LA ADICCION AL ESTRÉS (Il no dolce far niente)

¿Qué haces los fines de semana? Un día como hoy podrías levantarte un poco más tarde, dedicar un rato a organizar tus pensamientos, tomar una taza de café o the, y después salir a hacer ejercicio, desayunar en familia, o dedicar este día al  “dolce far niente” es decir, al placer de no hacer nada.

Pero cuántos de nosotros tenemos esa capacidad de dejar de trabajar, de dejarnos llevar por una actividad placentera, y permitir que nuestro cuerpo y nuestra mente descansen? Para algunos, esto es impensable, sinónimo de lujo y holgazanería. “Soy una máquina indestructible” parecen decir quienes se ufanan de su permanente estado de actividad.

Sin embargo, como señalamos en las pláticas de Manejo de Estrés e Higiene de Sueño “Dormir bien para vivir mejor”, el descanso y el sueño son dos actividades fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.

¿Qué pasaría si dejaras tu automóvil encendido día y noche? Se acabaría la gasolina y la batería. Lo mismo que dejar conectado una computadora, una licuadora, o un televisor. Dejarían de funcionar.

El estrés, puede ser una de las adicciones más peligrosas, pues no solo modifica la estructura y el funcionamiento de nuestro cerebro, sino que además, de manera similar a la nicotina, o al alcohol, crea una forma de adicción, que aumenta la probabilidad de hacernos dependientes de este estado y habitantes crónicos.

“Es que necesito sentir la adrenalina, sino me aburro” suelen decir quienes padecen este tipo de adicción.

Dos de los problemas con el estrés (hay muchos pero en esta ocasión nos referiremos solo a dos de ellos) son:

1. Bloquea nuestra capacidad para estar en calma, como sugiere Patt Lind Lyle, autora del libro Heal your Mind Rewire your Brain
2. Como hemos corrobado en nuestra práctica profesional, muchas personas no están conscientes de su nivel de estrés: “Yo no tengo problemas con el estrés” nos dice un ejecutivo.

Como él, muchas personas no son conscientes de su nivel de estrés hasta que sufren las consecuencias. Algunos de ellos que acuden a nuestra consulta, y son valorados a través de un PERFIL DE ESTRÉS nos dicen: “Debe haber alguna trampa en este equipo”.

No hay trampas, bueno sí, la del estrés, en la que caemos con tanta frecuencia, que nos resulta difícil reconocerla.

Te interesaría conocer tu nivel de estrés así como aprender a estar en calma?

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