Imagínate en este momento que algo terrible está sucediendo
en la escuela de tu hijo, que tu pareja te está siendo infiel o que estás a
punto de perder tu empleo. Cualquiera de estas ideas puede activar tu sistema
de alerta (o lo que conocemos como respuesta de ESTRÉS) y hacerte pasar un muy
mal rato.
Tu corazón empieza a latir más rápido, aún cuando estés sentado
frente a tu computadora, puedes sentir como un sudor frío recorre tu cuerpo, o
como una concha parecida a la de las tortugas se forma en tu espalda.
La cosa se complica si empiezas a “atar cabos”, si empiezas
a reunir “evidencia” de que tu pareja está en malos pasos, de que la escuela a
la que asiste tu hijo no tiene, según tú, los elementos de seguridad
suficientes, o de que tu jefe te tiene mala voluntad.
Acto seguido, hablas a la escuela de tu hijo para confirmar
que todo está en orden. Lo mismo le hablas a tu pareja con un casual ¿qué
haces? O te acercas con cualquier
pretexto a tu jefe y sacas la conversación de la seguridad laboral tratando de
no mostrarte preocupado.
La célebre Pienso luego existo, puede ser utilizada también
para expresar la relación entre nuestros pensamientos y nuestras
conductas, así como la frase
atribuida a Buda que reza “Ningún enemigo puede hacerte más daño que tus
propios pensamientos”. Pero que hay atrás de nuestros pensamientos y que impacto tienen en
nuestras emociones y conductas? A continuación te lo explicamos.
El efecto que tienen nuestros pensamientos en nuestras
emociones y conductas es la piedra angular de las terapias cognitivo
conductuales (TCC). Son los pensamientos los que disparan nuestras emociones y
no al revés. Y no son los hechos como tal, sino nuestra interpretación acerca
de ellos lo que dispara nuestras emociones.
Si pensamos de manera racional y objetiva respecto de los
hechos, nuestras emociones resultantes serán en consecuencia equilibradas; pero
si por el contrario, nuestros pensamientos son irracionales y distorsionados,
estos son la base de estados como el estrés, la angustia e incluso la
DEPRESION.
Este tipo de pensamientos se constituyen en PATRONES de
pensamiento, fundamentados en CREENCIAS sumamente arraigadas en nuestra psique.
Dichos patrones son la base de que “en automático” generemos pensamientos
negativos (o irracionales o distorsionados). Este tipo de pensamientos se le
conoce como pensamientos automáticos negativos (ANTs en inglés).
Cambiar éstos por “pensamientos positivos” puede no ser tan
fácil como se piensa. “Deja de pensar” o “piensa positivo” puede ser un reto,
cuando estos pensamientos se encuentran sumamente arraigados, sin embargo es posible lograrlo. El método
por excelencia que se utiliza en la terapia cognitivo conductual es el Debate.
A través de este método, basado en preguntas que el terapeuta hace, el cliente
genera nuevos pensamientos o interpretaciones de un acontecimiento que son más
adaptativos y funcionales.
Por medio del Debate, el cliente reconoce y se da cuenta de
que sus pensamientos carecen de lógica y son poco adaptativos.
Acabar con la “infestación de hormigas” (ANTs) es requisito
indispensable para una buena salud mental y por supuesto, para transformar el
estrés en energía productiva. No lo crees?
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