El día de ayer acudimos a la conferencia de Nick Vujicic en el Tec de Monterrey Campus Estado de México, ya que como desde hace tiempo, seguimos con gran interés sus actividades.
Nick es un orador motivacional, pero tiene una virtud: ser imperfecto.
Cual pieza de wabi-sabi, la belleza de Nick no emana de su físico, aunque ciertamente tiene un lindo rostro, sino de sus palabras, a través de las cuales refleja todo lo que es, todas sus batallas, y en todo lo que cree: es un hombre profundamente religioso.
Antes de la conferencia de Nick hubo un panel con tres grandes atletas mexicanos: Karla Wheelock, alpinista, Tatiana Ortiz, clavadista, y Juan Ignacio Reyes, nadador paralímpico, con varias medallas en su haber. Fue este último quien se llevó las palmas en el panel. Diferentes pero al mismo tiempo un mismo mensaje: cómo sobreponerse a la adversidad. Karla, relató aquella vez en la que a 80 metros de subir la montaña más alta del mundo, el Everest, uno de sus compañeros de travesía le “informo” que no traían la cuerda necesaria para ascender ese último trayecto. Frustrada, desilusionada y dolida, como ella misma refiere, tuvo que regresar a casa, y al ser entrevistada, lo que hizo fue “echarle la culpa a alguien que no había hecho su chamba”. Tiempo después, Karla hizo dos cosas: tachar la palabra “fracaso” de su diccionario y escribir encima “aprendizaje”. Lo segundo, fue asegurarse cada nueva travesía, personalmente, de llevar esa cuerda.
Tatiana por su parte, recién madre, habló de la decisión que tomó el año pasado de retirarse, después de no avanzar a las eliminatorias en los juegos olímpicos. Lejos de mostrarse frustrada, se dedica ahora a cuidar de su bebé y su esposo, nos cuenta, pero también tiene actividades en la Política y en la Educación. Juan Ignacio por su parte, quien estaba en su Alma Mater, se desempeña como gerente en el área corporativa, y subraya la importancia de esforzarse, y la satisfacción que genera cuando ese esfuerzo da frutos.
Pero volviendo con Nick, su intervención inicia con el video del Circo de las Mariposas (puedes verlo en Youtube), un corto en el que participa, y que abre al público que no lo conoce, una puerta para hacerlo.
Acto seguido llega él en su silla de ruedas eléctrica y es ayudado para subir al escenario donde un gran aplauso lo espera. Es carismático, elocuente y muy simpático. Habla un poco español, pues su esposa es mitad mexicana. Provoca una mezcla de emociones, pues lo mismo hace al público conmoverse hasta las lágrimas, que reír a carcajadas, con expresiones mexicanas. Confiesa que no le gusta leer, que solamente ha leído catorce libros, cuatro de ellos los suyos, pues su grandeza no radica en lo que sabe, sino en lo que ha vivido. Como referíamos en el primer capítulo de Historias de Resiliencia que le dedicamos, para Nick no ha sido fácil su condición. Habló, como lo hace en su libro, Una Vida sin Límites, de cómo a los 8 años pensó en suicidarse y como a las 10 lo intentó, sumergiéndose en la tina de baño. No era fácil sobreponerse a las burlas de sus compañeros y quizá, a su propio rechazo.
Hoy Nick ha sabido sacar ventaja de su desventaja, como dice uno de sus slogans: No arms, no legs, no worries (no brazos, no piernas, no preocupaciones) y hace con los dos dedos de su pequeño pie “Junior” la señal de paz.
Y cuenta cómo se decidió a ser orador, animado por un viejo hombre, pero poco apoyado por su familia, y de cómo hizo 52 llamadas a las escuelas de su localidad para ofrecer sus servicios, hasta que la llamada 53 le dio la oportunidad: “Ok” le dijeron. El señala que cada llamada que hacía era mejor que la anterior, pues iba puliendo su “speech”. Pidió entonces a su hermano le llevará cuando se percató que la escuela se encontraba a cinco horas de donde vivían. Cuando llegó, la informaron que le darían 5 minutos para hablar con los estudiantes, que por cierto eran solo 10, y los 50 dólares que había de recibir, se los daría a su hermano, por haberlo llevado. Pero nada de eso importaba, pues él se sentía satisfecho, y de esa primera conferencia, se corrió la voz, y así fueron surgiendo muchas más.
En la actualidad, Nick recorre el mundo, siendo ésta la treceava vez que visita nuestro país. Tiene planes de regresar en el 2014, pero asegura que a partir de ese año, solo estará unas semanas fuera de su casa (actualmente vive en Estados Unidos) pues desea estar cerca de su hijo. A propósito, se refiere a los padres ahí presentes, pidiéndoles estar más tiempo con sus hijos, pues es la manera en que ellos pueden demostrarles su amor, no con cosas materiales, asegura.
Nick transmite a través de sus palabras, y subraya esto varias veces en su discurso, “courage” (valentía) y fe (tiene un par de zapatos por si acaso) pues a pesar de las dificultades que ha tenido, ha salido adelante y hoy día es ejemplo de inspiración para miles de niños, jóvenes y personas adultas.
A ser resiliente también se aprende.
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