Un congresista del estado de Nueva York conoce a una bailarina en el baño, de la cual se enamora y pese a que el “destino” le tiene deparado otra cosa, él se encargará de demostrar que no es así.
Esta es en síntesis la trama de Los Agentes del Destino, una película sumamente interesante que nos hace reflexionar sobre el libre albedrío -Free Will- y la capacidad que tenemos para decidir y construir nuestro futuro.
En dicha cinta, los Agentes del Destino, son un grupo de hombrecillos que se encargarán de que el protagonista siga “el plan maestro”, sin desvío y sin equivocación, lo cual supondrá a éste una enorme frustración al tener que sortear una serie de dificultades para cambiar su destino y lograr sus propósitos.
La fuerza que tiene “el destino” para muchas personas es
realmente sorprendente, pues una gran mayoría considera que su destino está,
efectivamente predeterminado.
Frases como “el que nace para maceta no pasa del corredor”, “tu destino está escrito”, “ya estaría de Dios”, etc. nos hablan de ello. Y queremos puntualizar que respetamos y que no estamos cuestionando ningún tipo de creencia religiosa, pero que sí nos llama la atención el poder que tienen tales afirmaciones en el pensamiento y la conducta de los seres humanos.
Frases como “el que nace para maceta no pasa del corredor”, “tu destino está escrito”, “ya estaría de Dios”, etc. nos hablan de ello. Y queremos puntualizar que respetamos y que no estamos cuestionando ningún tipo de creencia religiosa, pero que sí nos llama la atención el poder que tienen tales afirmaciones en el pensamiento y la conducta de los seres humanos.
En función de lo anterior, si enferman, dirán que era su
destino o su genética, y evitarán tomar decisiones y acciones que mejoren por
ejemplo, su estilo de vida, el cual sabemos tiene hoy día, un papel decisivo en
la salud física y mental. Si tienen un accidente, asegurarán que se trata de una advertencia, no siendo conscientes que en realidad, muchos
accidentes tienen que ver con la falta de cuidado, de precaución y de mantener
centrada su atención al conducir o incluso al caminar.
Si no consiguen un trabajo o si son despedidos, dirán que su
jefe les tenía mala voluntad, y que seguramente el destino les espera con una
compañía que “si los valore”. Y se sentarán a esperar a que llegue, lo cual forma parte del plan que les está destinado.
La realidad aunque incómoda para muchos, es que nuestro
presente y futuro depende de nosotros, aún en las circunstancias más adversas.
Viktor Frankl, recluido en los campos de concentración nazi decía:
Dicho que además de señalar el papel que tiene la actitud, subraya también la posibilidad que tenemos de elegir, y de no estar sujeto a las circunstancias imperantes.
“TODO le puede ser quitado a un hombre, salvo una cosa, la última de las libertades humanas: elegir la propia actitud en cualquier conjunto de circunstancias, elegir el propio camino”.
Dicho que además de señalar el papel que tiene la actitud, subraya también la posibilidad que tenemos de elegir, y de no estar sujeto a las circunstancias imperantes.
Nuestras elecciones del día a día pues, constituyen una de las fortalezas
más importantes que tenemos, con las cuales construimos nuestro presente y más
aún nuestro futuro. Si yo elijo un día permanecer enojado todo el día, porque
en la mañana me ocurrió esto o aquello, y considero que tengo la razón, pero
además me sostengo en la creencia de que el mundo es injusto o de que las
personas que me rodean son incapaces, y ello justifica más aún mi enojo, o si
elijo consumir drogas, o si elijo permanecer en silencio, porque es más
conveniente, pero guardando un gran resentimiento, dichas elecciones afectarán
mi presente y futuro en mis distintas dimensiones: mental, emocional, física,
social, y por qué no, espiritual.
Debemos empezar a tomar el control de nuestras propias vidas, pensando
en las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, pero sobre todo,
asumiendo la responsabilidad sobre las mismas.
Ah, y por cierto: la responsabilidad de transformar tu estrés en
energía productiva, es básicamente, tuya.
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