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Realmente debemos olvidarnos del BALANCE DE VIDA?



Para algunos una utopía, un concepto “retro”, el tan ansiado y por tan pocos alcanzado balance de vida-trabajo hoy parece ser remplazado por un “nuevo” término: la “integración” vida-trabajo.

Hay que aceptar, dicen, que las interrupciones son inevitables, y que aún en nuestros días de descanso deberemos contestar llamadas telefónicas, e-mails, etc. es decir, que el trabajo invada nuestra vida personal.

Que lo de hoy, es que la vida laboral, la vida personal, la vida académica y los ratos de ocio, estén integrados, y que en aras de un propósito o bien mayor, seamos capaces de combinar y satisfacer todos ellos.

Pero, es posible? Será realmente aceptable que así como la vida laboral se inserta cada vez más y con mayor profundidad en la vida personal, sea la vida personal la que se introduzca abruptamente y sin restricciones en la vida laboral? Los jefes permitirán ahora que las madres e incluso los padres vayan todos los días a sus trabajos con los hijos acompañándoles? Que los temas familiares sean tratados mediante el uso de las redes de la compañía? Que los colaboradores soliciten en el momento que así lo requieran o lo deseen permisos para ausentarse e ir a jugar con sus hijos al parque o al cine?


Es cierto que muchas veces, a punto de concluir ese ambicioso proyecto o esa tan ansiada promoción, sacrificamos horas de sueño, comida, descanso, vida familiar, etc. Pero en el largo plazo, tales sacrificios pasan factura: no han sido pocas las historias de gente que hemos conocido que mucho antes de los 40 años, padecen del Síndrome de Burnout: están agotados, cansados, “quemados”; los que han cambiado de pareja varias veces porque simple y sencillamente no hay tiempo para ella y en algunos casos, personas que han tenido infartos, preinfartos, derrames cerebrales, y tristemente consecuencias fatales.



Y por que sucede todo ello? La razón es simple. Todos los seres vivos tendemos a la homeostasis, que es, la tendencia a mantener o buscar mantener el equilibrio, para lo cual desplegamos nuestra capacidad de adaptación a los cambios que suceden en el interior y exterior de nuestro organismo.

Dicha tendencia, desafortunadamente, se ve día a día minada, por las cosas que en aras de conseguir ese propósito o bien mayor hacemos: no dormir suficiente, no comer tranquila y sanamente, no descansar, etc. 

Seguramente conoces a alguien que duerme en promedio 4 horas, o que sufre insomnio porque se creyó a sí mismo que era “nocturno”, razón por la cual se acostumbró a trabajar durante las noches y en la actualidad tiene que hacer uso de un ansiolítico que le permita dormir (y a veces ni eso le ayuda); que hace una comida al día, que tiene años sin tomar vacaciones, que su única forma de ocio, es el tiempo que pasa en las redes sociales, y que la única actividad física que su ocupada agenda le permite es la de sus dedos tecleando sobre la computadora, el sentarse y pararse de la silla de su oficina cuando llega y cuando se va de ella, y la de sus piernas al accionar el freno y el acelerador de su automóvil. Te parece exagerado? Te sorprendería saber cuántas personas caen en esta  descripción.



Matchstick men, Wolfgang Stiller
artista alemán cuya obra hace referencia al Síndrome de Burnout

Y lo que es peor: nos parece “normal” estar siempre cansados, desvelados, con colitis, gastritis, dolores de cabeza, enfermedades crónicas que deben en buena medida su origen a nuestro desequilibrado estilo de vida.

Y si bien algunas empresas, preocupadas por proveer a sus empleados balance de vida, han tenido a bien introducir gimnasios en sus oficinas, clases de yoga o mesas de billar, para que sus colaboradores las usen en sus ratos “libres”,  han visto como estas inversiones han dado pocos frutos: porque la gente que trabaja en ellas simple y sencillamente no tiene tiempo de utilizarlas, o por el temor a hacer uso de ellas, y ser visto como ocioso o que “no tiene trabajo”. 

Es decir, que los esfuerzos en esta materia no se corresponden con las prácticas y la cultura organizacional, y porque a pesar de que se provee en este sentido, la gente tiene ”la soga al cuello” entre trabajo, pendientes y “juntitis”.

Por lo anterior, quizá sea oportuno insistir en los siguientes:

  • Que si bien el trabajo es un medio de para satisfacer necesidades económicas y de realización, no debe situarse como el aspecto más importante de nuestras vidas.
  • Que la falta de equilibrio o balance puede hacer que nuestra vida personal, familiar y SALUD tanto física como mental se vean seriamente afectadas.
  • La necesidad de tener tiempo para:
- Desayunar en casa (la comida más importante del día y de la cual muchas personas por falta de tiempo o de costumbre prescinden de ella).
- Comer despacio y sin interrupciones, 30-45 min
- Realizar una rutina diaria de ejercicio, 30-45 min
- Dormir 6 a 7 horas diarias
- Descansar al menos un día a la semana
- Tomar vacaciones al menos dos veces por año

Y aunque en principio las anteriores te parezcan difíciles o imposibles de lograr, requieren solamente de intención, disciplina, y de como dijera Stephen Covey,

PONER PRIMERO LO PRIMERO.


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