María adora la Navidad. Año con año, desde fines de noviembre adorna su casa con motivos navideños, disfruta el olor a pino y unos días antes comienza a preparar la cena para su familia.
Pedro, por su parte, "sufre" la Navidad, pues tiene que pagar aguinaldos, preparar la comida de la empresa para la cual trabaja y por sí fuera poco, tiene que pasar dos horas de regreso a su casa en medio del tráfico pues en esta época del año "parece que toda la gente sale de sus casas".
A Juan ni fu ni fa la Navidad. Quiero decir que Juan ni adora ni sufre la Navidad, ya que para este personaje la fecha carece de significado debido a que en su familia no acostumbraban celebrarla y desde entonces para él, esa noche es como una noche cualquiera.
" No entiendo como puedes disfrutar la Navidad" le dice Pedro a María. "Para mi es una época muy estresante, con muchos compromisos y trabajo, si pudiera me saltaría de mediados de noviembre hasta enero".
" Qué no te das cuenta- le pregunta Juan- que la Navidad es un pretexto para que los negocios vendan? Qué desde septiembre las tiendas ofrecen su mercancía con objeto de que la gente compre cosas que no necesita y regalos para otros que muchas veces ni conoce?"
María los escucha y sonríe. La verdad es que nada de lo que le digan sus compañeros la hará cambiar de opinión. “Saben - les dice – quizá tengan razón, pero yo si disfruto la Navidad”.
“Pero que terca eres! En fin allá tú”. Cada quien vuelve a lo suyo, María terminará ese día con los preparativos para esa noche especial, Pedro seguirá lamentándose y estresado y para Juan, esa noche será una más en su vida.
La importancia de nuestra actitud
Seguramente has escuchado hablar de Viktor Frankl, quien siendo sometido a los campos de concentración nazi decía:
A un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino
Todos tenemos la opción de elegir la actitud con la que encaramos las circunstancias. Lo que para unos será motivo de júbilo, para otros será de infortunio o decepción.
Nuestras experiencias previas nos influyen, pero nunca nos determinan. Si en el pasado has tenido experiencias negativas, reflexiona acerca de las lecciones que puedes aprender. Quizá no seas responsable de las mismas, pero sí de tu actitud ante ellas.
Hans Selye, el padre del estrés, también decía
Adoptar la actitud correcta puede convertir un estrés negativo en positivo
Así que en esta Navidad, tu tienes la posibilidad de elegir tu actitud y hacer de esta celebración un momento agradable con tus seres queridos. Aquí algunas recomendaciones:
- Planea con anticipación. No dejes todo al final, pues esto hará que tu estrés aumente.
- Si vas de compras, organízate. Si puedes comprar por Internet y pedir tu envío a domicilio, hazlo.
- Reúnete con las personas que quieres. Sí, aunque sientas el “compromiso” de ir a la casa de la tía, celebra en el lugar que mejor te sientas.
- Si eres tu el anfitrión pide ayuda. Si eres invitado, ofrécela.
- Come moderadamente. Si se te antoja probar de todo, hazlo: prueba y no repitas. Las cenas abundantes son la principal causa de indigestión y malestar. Recuerda que siempre podrás comer otro poco de esos ricos guisos al día siguiente.
- Controla el consumo de alcohol. Cuando te excedes, acabas con la diversión. Si has bebido, evita conducir de regreso.
- Maneja con precaución.
- No discutas ni trates de convencer a nadie. Haz la noche placentera a los demás.
- No te extralimites con regalos. Un regalo sencillo es el mejor regalo.
- Disfruta la velada y recuerda el motivo de la Navidad.
Una vez más, queremos darte gracias por seguirnos, y desearte
LA MEJOR DE LAS NAVIDADES!
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