A unos días de haberse celebrado el Día Internacional de la
Mujer, algunas reflexiones sobre el ser mujer y nuestra capacidad para ser
resilientes.
Como hemos señalado anteriormente la resiliencia es la
capacidad que tenemos todos los seres humanos para superar los retos, la
adversidad y el ESTRÉS con el menor desgaste posible. A mayor resiliencia menor
estrés y viceversa, pues como sabemos, el estrés constituye nuestra respuesta
física, mental, emocional, y conductual ante las situaciones cotidianas, pero
también ante los eventos inesperados y especialmente a nuestros pensamientos.
Estos últimos representan un gran generador de ESTRÉS para muchas personas que
no saben como aquietar su mente y se dejan invadir por pensamientos negativos,
irracionales, disfuncionales, etc.
Pero volviendo al tema de la resiliencia, esta constituye
también un conjunto de habilidades, actitudes y fortalezas que desarrollamos
desde la niñez y A LO LARGO de nuestra vida. Lo anterior quiere decir que una
persona poco resiliente, puede desarrollar estas capacidades incluso en la vida
adulta, sea porque enfrenta una situación que lo obliga a desarrollarlas, o
bien, porque siendo consciente de su importancia, se prepara activamente para
hacerlo y enfrentar así, en el futuro situaciones con mayor fortaleza y
sabiduría.
Por qué decimos que la resiliencia tiene cara de mujer? No
porque los hombres no lo sean, sino porque en la actualidad, con un papel cada
vez más importante de la mujer en diferentes ámbitos de la sociedad –Negocios,
Política, Religión, etc-. Las mujeres se ven más que nunca impulsadas a desarrollar
estas capacidades.
En algunos casos, se dice que "el techo de cristal" esa barrera que impide a las mujeres a acceder a puestos de dirección, pero como bien se ha señalado por expertos, también las barreras inconscientes que en muchas ocasiones las mismas mujeres se "autoimponen" son algunos de los obstáculos a vencer.
Aunado a lo anterior, muchas mujeres son también madres y esposas, y es este doble rol, uno de los retos más importantes, que aunque fascinante puede ser en ocasiones desgastante, y que podría ser también la causa de que las mujeres sean más susceptibles a enfermedades y dolencias como la Migraña, el Intestino Irritable, la Depresión, por mencionar solo algunos.
El perfeccionismo, las preocupaciones excesivas y la tendencia a anteponer las necesidades de otros sobre las propias, son rasgos comunes en muchas mujeres y posible causa también de alteraciones. Son muchas las razones por las cuales desarrollamos estos rasgos: culturales, de educación, la competencia con el sexo opuesto y CON OTRAS MUJERES.
El papel que ocupan además NUESTROS PENSAMIENTOS es clave, pues éstos pueden convertirse en nuestros mejores aliados o en nuestros peores enemigos.
Se puede aprender a SER RESILIENTE? Por supuesto! y para concluir esta nota, algunas ideas prácticas:
1. Si piensas que eres poco resiliente, piensa en todas las dificultades que has tenido que afrontar. Has salido adelante? Excelente! Si no lo has hecho como hubieras querido, bueno, recuerda que el perfeccionismo es uno de tus rasgos, pero no demerita lo bien que lo has hecho.
2. Piensa en esas situaciones o momentos difíciles. Qué aprendizaje o lección te han dejado? Se objetiv@. Tropezar con la misma piedra puede ser señal de no haber aprendido la lección, pero puedes volver a intentarlo.
3. Prepárate. Las dificultades son parte de la vida, y seguramente enfrentarás muchas más en el futuro. Identifica tus áreas de oportunidad y ocúpate de fortalecerlas. Así cuando venga el mal tiempo, estarás protegid@.
4. Acepta el dolor y el sufrimiento como elementos de nuestra naturaleza humana. Pero no te quedes ahí por mucho tiempo. Busca ayuda, si es necesario.
5. Ponte las pilas. "Tirarse a la desgracia" es algo frecuente e incluso socialmente aceptado y promovido en culturas como la nuestra. Propónte a ti mism@ ser más resiliente.
Lo que no te mata te hace más fuerte, dice el refrán, pero sólo si sabes cómo.
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