El director de una importante firma de consultoría tiene por
costumbre abrazar a sus colaboradores. Sean hombres o mujeres los abraza
estrechamente cada mañana para saludarlos, y esta escena se repite todos los
días.
Si uno mira desde fuera, pareciera que se trata de gente que
no se ha visto en mucho tiempo. Pero no es así. Lo mejor de todo es que ese
efusivo saludo, parece tener un efecto casi mágico en quienes trabajan en esa
firma, en la cual pese a la complejidad de los proyectos reina la confianza, el
buen humor y la camaradería, es decir, un ambiente en el cual el trabajo parece
agradable y divertido.
Un ejecutivo de Recursos Humanos expresa su opinión al
respecto: “Los jefes más efectivos son sensibles a la parte humana de sus
colaboradores y tienen un mayor número de interacciones físicas y verbales con sus
colaboradores, los miran a los ojos, comen con ellos y prefieren, cuando es
posible, la interacción cara a cara con su gente”.
La importancia del contacto físico
El contacto físico es una de las formas más fundamentales de
interacción, pero también a través de él mostramos nuestro interés y
reconocemos la existencia del otro. Existen diferentes maneras de “tocar” a las personas
pero sin duda la más elocuente es a través del contacto físico.
Por medio de éste, podemos llenar el “tanque emocional” de
quienes nos rodean según Gary Chapman, autor de la serie “5 love languages”. Y
ello no se limita a un abrazo o a un beso. Una palmada en el hombro, sostener
fuertemente la mano de una persona mientras se le mira a los ojos y otras formas de interacción nos permiten
establecer una comunicación más allá del intercambio de palabras e
instrucciones y nos permite, hacerle saber a la otra persona de su existencia e importancia.
De dónde surge esta necesidad de tocar y ser tocado
Desde que somos niños, la necesidad del contacto físico con
nuestros cuidadores es vital para un sano desarrollo psicológico. A través de
numerosos experimentos se ha demostrado que la carencia de dicho contacto pone
en riesgo la salud física, mental y emocional de las personas.
Esto aplica tanto para hombres como para mujeres. Unos y
otros experimentan la misma necesidad de ser tocados por ambos padres, es
decir, que tanto para los niños es importante ser tocados por sus madres que
por sus padres varones, y lo mismo aplica para el caso de las niñas.
Según Chapman, algunos padres desestiman el poder del
contacto físico, e incluso lo evitan en ciertas etapas, por ejemplo, durante la
adolescencia, pensando que es inapropiado; sin embargo ocurre con relativa
frecuencia que aquellas niñas que sufrieron la ausencia de ese contacto tienden
a buscarlo con otras personas, de manera en efecto inapropiada.
Algo similar sucede con los varones, que han carecido del
contacto con sus padres, por el temor de los segundos, a que dichas conductas
pudieran ser femeninas. Entre los padres e hijos varones la forma más usual de
contacto físico, se da a través de los deportes “de contacto” sin embargo,
señala este autor, los padres deberían buscar formas adicionales para tocar a
sus hijos.
Tocarse es permitido?
Tocar el cuerpo de otro sin su permiso, es interpretado en
algunas culturas como agresivo e intolerable, pero esto resulta una
interpretación social. Tocar no necesariamente tiene una connotación seductora,
ni sexual (depende de la manera de tocar y las partes del cuerpo que participan
en esta acción). El contacto físico al cual nos referimos aquí, supera todo
ello, y hace énfasis a una necesidad primaria y a la necesidad de vincularnos emocionalmente con otra personas, ya sea a través de un abrazo, un apretón de manos o un intercambio de miradas.
Hasta dónde?
Algunas personas, debido precisamente a estas carencias que
ya señalamos en su desarrollo, pueden mostrar su negativa a ser tocadas. Lo
mismo puede ocurrir con una persona que ha sufrido un ataque sexual, o aquella
cuya educación le ha señalado que el contacto físico es inapropiado. En esos
casos, es importante contar con su consentimiento ¿te puedo dar un abrazo?
antes de hacerlo ( nuevamente no estamos hablando de una relación con fines de
seducción).
Es importante también que cuando tocamos, sea esto un acto
espontáneo y natural, ya que el hacerlo de manera “forzada” puede ser percibido
por el otro de esta manera y no tener el efecto positivo esperado. Dependiendo
del estilo personal, esto puede ser más o menos difícil, sin embargo no
imposible de lograrlo.
Algo que cabe señalar en nuestra historia inicial, es que
ninguno de los colaboradores al ser encuestados posteriormente, manifestaron
rechazo o desaprobación hacia la conducta del jefe, pues reconocieron la
intención positiva del gesto.
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