Llegaste de buen humor al trabajo. Pero tu jefe o alguno de
tus compañeros está presionado por una entrega. La persona en cuestión
“transpira” ESTRÉS. Pero no solo eso, sino que te responsabiliza por la parte
del trabajo que tenías que haber entregado (no se acuerda que con oportunidad ya
se la enviaste), te grita y te amenaza.
Imagínate ahora que llegas por la tarde a tu casa y la
escena se repite. Tu pareja está "de cara", te reclama la hora de llegada, haber olvidado una
fecha importante o no haber contestado ese mensaje mientras le reenviabas tu
parte del trabajo a tu jefe.
Tu, que habías intentado mantener tu ánimo positivo empiezas
a sentirte confundido, estresado y enojado. Si esta situación se repite con
frecuencia, muy probablemente llegues a hacer de estas emociones una constante.
Pero también otro tipo de emociones pueden ser transferidas; se ha demostrado que cuando
ves a una persona reír a carcajadas, o simplemente sonreír, tiendas a repetir
esa conducta. Si tu estilo es más bien el anterior, es probable que experimentes
en primer lugar confusión “¿por qué se rie él (ella)?” pero en cuestión de
segundos te sientas contagiado por esa felicidad.
Quienes conviven o trabajan con personas depresivas,
requieren de estar observando constantemente sus emociones, pues corren el
riesgo de experimentar la misma tristeza, vacío o desesperanza que aquellos con
quienes conviven o trabajan.
Las neuronas espejo
La respuesta a estas situaciones radica en algo que en la
década de los noventas descubrieran científicos italianos, quienes mientras
observaban los cerebros de primates (monos) notaban que ciertas células se
activaban cuando ejecutaban una acción (lanzar una pelota) pero también cuando
observaban a otros primates efectuar esa misma acción.
Así, las neuronas espejo se han convertido en la explicación
de fenómenos como la empatía, el aprendizaje por imitación, la adquisición del
lenguaje, entre otros.
Incluso, desórdenes como el autismo bajo esta perspectiva,
podrían explicarse en términos de un “mal funcionamiento” de estas
neuronas (esta teoría ha sido por
cierto muy debatida y rechazada por algunos).
Vista, oído y olfato
Pero no sólo a través de la observación podemos sintonizar
con las emociones de otros. Otros sentidos además de la vista podrían jugar un papel importante.
- Se dice que cuando un bebé en los cuneros llora, su llanto hace que otros bebén empiecen a llorar, casi al unísono.
- En un número reciente de la revista Forbes se refiere un experimento en el cual participó un grupo de mujeres las cuales fueron sometidas al “olor” del sudor de hombres mientras observaban la película “El Resplandor”. Al oler el miedo, las mujeres mostraron una emoción semejante (algo semejante se atribuye a los perros, de los que se dice, tienen sumador mente desarrollado el olfato).
Y qué ocurre con los niños?
Los niños parecen ser especialmente susceptibles a las
emociones de los adultos Incluso, se dice que los niños pueden reconocer con
mayor precisión si su madre u otro adulto está enojado. Esto debido a su gran
capacidad de observación.
Aquí te presentamos un video sencillo pero ilustrativo:
Visítanos
Comentarios
Publicar un comentario