Hace dos años publicamos por estas fechas, una breve nota en
nuestro boletín sobre la investigación hecha por el Boston College
respecto de una nueva dimensión de la paternidad, más comprometida en la educación
de los hijos.
Existen al menos dos razones para ello, la primera un cada
vez mayor acceso a la educación y la vida profesional de la mujer, pero también
un entendimiento mayor de ambos –hombres y mujeres- sobre la necesidad en la actualidad de esfuerzos mutuos del hombre y la mujer para alcanzar el éxito en la integración de los asuntos de trabajo
y familiares.
De acuerdo a este estudio, el padre del siglo XXI no quiere
ser solo un proveedor económico, sino que busca tener un rol mucho más integral
en la vida de su familia, lo cual requiere presencia y compromiso.
Dicho estudio se lleva a cabo con alrededor de dos mil ejecutivos de “cuello blanco” y posiciones gerenciales, y cuyas respuestas parecen ir en contra de los estereotipos del padre adicto al trabajo, ausente (figura por cierto muy evocada en la “Psicología del Mexicano” hace algunas décadas), que ven su contribución al bienestar familiar más allá de su aportación económica.
“The New Dad” (El nuevo padre), cuyos hallazgos se actualizan año con año desde el 2009, estudia cómo
la paternidad evoluciona, cómo padre y madre manejan prioridades, comparten
responsabilidades e incluso cómo aquellos padres que han “invertido” roles con
sus parejas (ellas en el trabajo y ellos en el cuidado de la casa y los niños) han
superado los estereotipos demostrando que la efectiva crianza no es un tema de
género, sino de competencias.
Pero que hay de las compañías en las que trabajan estos “nuevos”
padres?
De acuerdo a este estudio, la mayoría de los padres
encuestados consideran que convertirse en padres tiene un impacto positivo en
la percepción de otras personas en el lugar de trabajo; sus empleadores tienen
de ellos las mismas expectativas que antes de ser padres o incluso más elevadas
(lo que no ocurre con aquellas mujeres que se convierten en madres).
Recibir el apoyo de los jefes y compañeros, así como el apoyo
de la pareja, parecen ser factores claves para el involucramiento de estos
“nuevos “ padres en las tareas de cuidado y crianza de los hijos, así como
predictores de un menor conflicto entre la vida familiar y profesional, mayor
satisfacción laboral y menores intentos de abandonar el empleo.
Y qué beneficios tiene lo anterior para los hijos de estos
“nuevos padres” ?
De acuerdo a algunas investigaciones, los padres varones
parecen tener mayor influencia sobre el desarrollo de sus hijos. El rechazo por
parte de la figura paterna hacia los hijos parece estar más relacionado con
problemas de conducta, delincuencia, depresión, abuso de sustancias y ajuste
psicológico en general.
En las familias donde existe el padre, sus acciones parecen
tener mayor efecto que el de la madre, “los niños tienden a poner más atención
en lo que el padre hace y dice que en la madre”.
En este sentido, la proximidad del padre con sus hijos, cuando este proporciona buenos modelos
de conducta (ejemplos a seguir) resulta de un alto beneficio para el desarrollo
psicológico de los menores.
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