Los lamentables hechos que sucedieron el día de ayer en una escuela de la ciudad de Monterrey me llevan como en el pasado a reflexionar sobre el tema de la violencia y la manera en cómo ser testigo de ella aún en forma indirecta puede afectarnos.
Tomando como punto de partida el hecho de que en la actualidad por medio de las redes sociales podemos tener acceso inmediato a la información, el día de ayer un video de seguridad mostraba las imágenes del hecho, a lo cual algunas voces se sumaron a la petición de no compartirlas por el dolor que embargan. No hace falta "verla" sino entenderla.
Cual es el origen de la violencia? Se preguntó hace varios años Michael Moore cuando hizo el documental Bowling for Columbine (Masacre en Columbine). Moore se pregunta por ejemplo si la portación legal de armas no contribuye a la violencia. En los Estados Unidos, la portación de armas es legal e incluso un obsequio de parte de las instituciones bancarias a sus nuevos clientes. Una afición, que se sustenta en una tradición muy arraigada, la cacería. Pero además en un derecho o una obligación:
"Estar armado es una responsabilidad americana, si no vas armado no eres responsable, quien defenderá a tus hijos la poli, el gobierno federal? No, ninguno de ellos, tu trabajo es defenderte a ti y a los tuyos, si no lo haces no cumples tus obligaciones como americano, y punto".
En Littletlon, el poblado en Colorado en el que se encuentra Columbine, se encuentra Longheed, compañía que fabrica y abastece de misiles y armas de destrucción masiva al ejército; y para la que, de acuerdo a sus ejecutivos, el suceso en la escuela no habría tenido nada que ver con su presencia en ese lugar.
Una vez más, se justifica el uso de la violencia como forma de protección y defensa. "Por qué unos chicos harían eso? yo diría que tiene que ver con la ira que tienen por distintas cosas" apunta el ejecutivo quien menciona que la compañía ha dado un donativo a las escuelas del condado para un programa de manejo de ira.
"Tenemos que aprender a vivir con esa ira y frustración en forma adecuada, no podemos enojarnos con alguien y soltarle una bomba".
Y qué hay de otros posibles factores como la influencia de las películas y las series policiacas? O los videojuegos o la música de Marilyn Manson? Y que hay de factores sociales como la desintegración familiar, el desempleo y la pobreza o históricos como la relación de eventos y las luchas entre vaqueros e indios, la colonización y dominación de los Estados Unidos, tanto hacia el interior como al exterior?
Pareciera que ninguno de esos factores resultaría determinante según el documentalista, dado que al compararlo con otros países, en aquellos aún bajo los mismos factores los niveles de violencia son inferiores. Sin embargo, las hipótesis están sobre la mesa.
Moore refiere otro caso sucedido en su pueblo natal Flint, Michigan en el que un menor de 6 años había encontrado en casa de su tío el arma con la que habría dado muerte a otra menor; el menor se encontraba ahí debido a que su madre había sido desalojada del lugar en el que vivían; ella trabajaba dos turnos, por lo que no se habría percatado del hecho. Y su ausencia de acuerdo al documental, para viajar a otro poblado como muchos otras personas de su condición, parecería un factor a considerar en esta triste historia.
Son estos los factores que contribuyen a la violencia?
Pareciera que nuestra situación aunque se le quiera ver de otro modo, no es tan distinta a la de aquel país. Según la ley que ampara la portación de armas, en México la Secretaría de Defensa podría avalar su posesión en función de la actividad que se realiza, las circunstancias en las que se viva "o cualquier otro motivo que justifique su posesión".
De dónde sacó el arma con la que atacó en su salón de clases a dos compañeros? No lo sabemos.
La ley de "ojo por ojo diente por diente" parece también prevalecer en un ambiente en el que, como señala Moore, la gente tiene miedo. Las condiciones de desempleo, pobreza, y la falta de atención por parte de los padres, quienes tienen que trabajar todo el día, y tienen que dejar a sus hijos solos en casa o en el mejor de los casos, al cuidado de la servidumbre o los hermanos mayores, parecen también ser similares.
Si consideramos los elevados índice de violencia y pobreza en México, pero también la falta de educación y orientación a los padres, estas hipótesis tampoco pueden descartarse.
Y que hay de la sobreexposición a los medios, la falta de control sobre lo que los menores ven en redes sociales, pero más importante las preocupantes cifras en torno a los índices de depresión en los más jóvenes. Todo ello parece crear el escenario perfecto para este tipo de hechos.
Algunos hacen referencia a la falta de control y regulación de emociones del adolescente que disparó contra la maestra y compañeros, lo cual no deja de ser cierto, pero que hay también de la posibilidad de que, como apunta Moore en su documental, en estos lamentables hechos coexistan una serie de causas no solo personales, sino familiares, sociales, etc. y que solo sean los hechos ocurridos una consecuencia, un reflejo de lo que hoy vivimos como sociedad?
Ver la violencia
De acuerdo al Centro Nacional de Estrés Postraumático, del Departamento de Asuntos sobre Veteranos de Guerra de los Estados Unidos, observar este tipo de hechos a través de la televisión o en la actualidad, las redes sociales podría generar en los espectadores síntomas de estrés. En un encuesta realizada, las personas habían pasado en promedio ocho horas después de los ataques del 11 de septiembre viendo la televisión (y las noticias relacionadas).
Las personas que habían pasado más tiempo viendo la televisión reportaron más síntomas de estrés que aquellos que habían pasado menos tiempo. En la misma encuesta, los padres reportaron que sus hijos habían pasado en promedio tres horas viendo la televisión y los adolescentes más tiempo que los niños más pequeños. Al igual que los adultos, los que habían pasado más tiempo frente a la televisión reportaron más síntomas de estrés que sus contrapartes.
El Dr. Ramsden de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Bradford apunta al hecho de que ver imágenes de violencia no editada y experimentar angustia por ello podría afectar nuestra vida diaria. En su investigación, 22 por ciento de las personas de una muestra total de 189, en la que se incluían aquellos que habían visto por TV el ataque a las torres gemelas, tiroteos en escuelas y ataques terroristas habían sido significativamente afectados por ello.
De acuerdo al Dr. Ramsden cerca de un cuarto de quienes vieron las imágenes punteaban alto en las medidas clínicas para estrés postraumático aún cuando ninguno tenía antecedentes de haber vivido una situación traumática en el pasado, no habían presenciado los hechos y solo los habían visto a través de medios electrónicos "Con el incremento del acceso a las redes sociales e internet habría que asegurarnos que la gente está consciente de los riesgos y que existe el apoyo necesario para quienes lo requieran".
De ahí que no necesitemos ver las imágenes de hechos violentos una y otra vez - y tampoco permitir que los menores lo hagan - para entender que la violencia en las escuelas es producto de una sociedad enferma. En definitiva, se trata de un problema complejo, en el que tendríamos que
- Mejorar las condiciones de vida de la población
- Asegurar que los padres de familia tengan tiempo para estar con sus hijos y les provean la educación en valores
- Instaurar medidas cero tolerancia en las escuelas
- Implementación de programas en habilidades blandas, entre otros
- Hacer de la salud mental una prioridad, tanto a nivel personal como de gobierno
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